Deberías considerar el GTD

No suelo ponerme muchas veces en modo recomendador (aunque a veces caigo en la trampa). La blogósfera está repleta de gente que recomienda y dice «deberías». En mi caso prefiero escribir sobre cosas que me pasan o que hago y creo que le pueden servir a alguien, pero hoy voy a caer en (otro) un debería.

Hace tiempo que vengo leyendo sobre GTD, creo que la primera vez que leí sobre esto fué en el mítico blog Lifehacker. Después cayeron los blogs al respecto en español como Think Wasabi y siempre están los blogs más «generalistas» que hablan entre otras cosas, de productividad, como éste.

Cuando leía sobre mejorar la productividad lo hacía un poco de reojo, creía que no lo necesitaba, que era productivo, quizás lo era, el tema es que la vida misma y el aumento de las responsabilidades y acciones a realizar me obligaron a prestarle atención, por lo que me decidí a «conocer eso sobre lo que todos hablaban bien» y decidí comenzar por el comienzo. Me compré «Organízate con Eficacia» (gettings things done) de David Allen.

GTD

¿Que tiene este libro de bueno? En internet se puede encontrar miles de alabanzas a este método de organización personal. No puedo más que estar de acuerdo con los que opinan así y solamente me queda decirte que si no lo leíste, deberías. GTD es un camino de ida, una forma de plantear, organizar y resolver todos los compromisos (tanto del trabajo como de la vida, ya que puede ser un proyecto laboral como las futuras vacaciones) de una forma ordenada y hasta un punto, simple.

Lleva su tiempo el «pensar en GTD», no es fácil llevar años de usar la mente como un recordador de cosas y cambiar el «sistema».

Todavía no puedo decir «el GTD me cambió la vida» como dicen muchos, ya que hace unos pocos días terminé de leer el libro y estoy comenzando a implementarlo en mi vida diaria, pero de lo que no hay dudas es que es una excelente manera de mejorar aspectos o malos hábitos que tenemos muchas personas, como el de posponer cosas, olvidar compromisos y no saber manejar una agenda.

Demás está decir que por más que uno no siga el libro (y por consiguiente, el método) al pié de la letra, nada le quita al lector darse cuenta del genial y por demás detallista arduo trabajo de investigación de David Allen a quién deberían llamarlo «el loco de la productividad».

Aparte de todo, al leerlo uno por fín se saca la duda de «qué diablos es eso del GTD».