Máquina del tiempo mundialista: Tehkan World Cup

Ya se puede oler el espíritu mundialista por las calles. La canción de K’naan con David Bisbal pasa a ponerse pegadiza y aún los más reacios a este tipo de música lo llegamos a tararear mientras manejamos. Y ayer, mientras jugaba con mis amigos al PES 2010 y nuestro clásico «mundialito» de los jueves (4 contra la máquina en modo profesional con un equipo humilde) recordabamos nuestros inicios como gamer de juegos futboleros y entre los más recordados estaba, sin dudas, Tehkan World Cup.

Recuerdo haber conocido ese extraño mueble a principios de los ’90 en un local de Arcades (o recreativas como le dicen en España) bastante chico que quedaba cerca de casa. No había mucho para elegir, estaban Street Fighter, Pacman, Arkanoid y Tehkan, obviamente, el vicio se me fue por el lado futbolístico.

Tehkan World cup era un juego peculiar, para empezar la pantalla estaba acostada, algo necesario para que se pueda jugar «1 vs 1» ya que la vista del juego era de arriba, algo no muy anormal para su época. El juego tenía una jugabilidad frenéticamente fabulosa, los movimientos eran rápidos y ayudaba mucho el hecho de que solo disponíamos de 2 botones. Uno para patear y tirarse a los pies a buscar la pelota y otro para dar pases, tanto largos como cortos dependiendo de cuánto presionáramos el mismo, sin dudas el siguiente vídeo de PS3 Home resume muchísimas sensaciones que causaba el juego:

Como todo juego deportivo de principios de los ’90, donde el total de memoria se medía en, curiosamente Kilobytes, Tehkan World Cup tenía solamente un par de maneras de hacerle goles al contrario. Entre las mas clásicas eran tirarla cruzada desde la punta del área y directo desde unos 35 metros. Gol seguro, y salían a festejar haciendo el avioncito. Me acuerdo que le llegué a agarrar tanto la mano que, con 9 o 10 años le «ganaba las fichas» a casi todos los que iban al local, mi buena suerte terminó cuando le gané 3 partidos de 3 al encargado y les bailaba los goles… el muchacho en una extraña mezla de de ira y de abuso de poder me echó. Se había perdido así a uno de los mejores clientes del local.

Ya no hay más local de videojuegos en ese lugar, hoy lo habitan unos obreros haciendo aberturas de aluminio, de todas maneras sigo rememorando esa magia gracias al M.A.M.E. Bendita sea la emulación. Bendito sea el fútbol.