Les propongo un pequeño experimento. Nada del otro mundo. No se necesita invertir dinero, tampoco realizar ninguna manualidad, ni siquiera moverse de enfrente de su computadora. Es extremadamente sencillo.
El experimento que estoy realizando y que me gustaría compartir tiene un solo motivo de existir: demostrar de manera indefectible lo poco que valoramos nuestro propio tiempo.
Materiales
Una hoja de papel, preferentemente blanca y con renglones. También puede servir una cuadriculada. Inclusive para los más osados y tecnológicos sirve un bloc de notas, y porque no, el experimento también funciona en la nube, esto lo aclaro para aquellos que desean utilizar un servicio como Google Docs.
Mecanismo
Cada vez que estén realizando una actividad que no sea importante para ustedes anoten la hora de comienzo y finalización de la misma, también sirve anotar el tiempo total empleado.
Algunos ejemplos de tareas que obligatoriamente deberían cronometrar:
- Recreos excesivos en las redes sociales: Twitter, Facebook, etc.
- Trabajos gratuitos para terceros abusivos: Conocidos que nos piden “una mano” para arreglar su computadora, me refiero a esas personas que tienen como saludo un hola con un adjunto que dice “te hago una consulta”.
- Mirar series que no son ni siquiera interesantes.
No hace falta poner más ejemplos, cada uno de nosotros sabemos en que perdemos el tiempo.
La idea es que anotemos todo esto durante una semana, no hace falta más. Los resultados son bastante sorprendentes y también bastante deprimentes, no hace falta llegar al mes. Inclusive a más de una persona un solo día le alcanzara.
Las matemáticas del experimento
Ya llegados a esta etapa deberíamos tener un pequeño documento con las horas que nosotros desperdiciamos, que perdimos y no podremos recuperar. Una frase que escuche una vez decía algo así “con tiempo podemos conseguir dinero, pero con dinero no podemos comprar tiempo” una gran verdad, que no le quita lo doloroso al asunto. Pero continuemos, no es la intención lamentarse, porque de echo tampoco lo podemos cambiar.
Si todo salió bien, si no hicimos trampa, si no cambiamos nuestro comportamiento cotidiano para rebajar el numero de horas perdidas y mentirnos a nosotros mismos, vamos a tener exactamente el numero de horas, minutos, y como muchos de los lectores de este blogs son geeks, también tendremos segundos. Ahora bien lo interesante.
Imaginen durante exactamente 1 minuto, que son otra persona. Esta persona en la que nos transformamos durante 60 segundos va a tener que evaluarnos, por nuestra capacidad, conocimientos, experiencia, ¿y porque no? por nuestra presencia, porque en definitiva, todos llevamos un jefe represor por dentro. Ahora bien, una vez realizado este análisis, vamos a decidir que precio por hora le pagaríamos a esta persona (nosotros mismos).
Terminado este minuto en que nos transformamos en otra persona para cotizar el precio por hora que nos pagaríamos a nosotros mismos, el experimento casi llega a su fin. Simplemente deberemos hacer una simple multiplicación.
Horas Perdidas x $ Costo por Hora = Total
Ahora los pocos que tuvieron la voluntad para hacer este experimento, tendrán un total de dinero que en teoría perdimos.
Pero, esa conclusión del experimento no es la que estamos buscando. No estamos analizando cuando dinero perdimos, y hasta cierto punto, tampoco cuantas horas de nuestra vida desperdiciamos. Lo que estamos buscando saber es si nosotros mismos estamos dispuestos a pagar por lo que valemos.
Vuelvan a pensar por un segundo en aquel jefe que fuimos nosotros mismos en el experimento, aquel que decidió cotizar el valor por hora de trabajo. Estoy seguro que nadie cotizo sus horas de trabajo por una cifra despreciable, todo lo contrario. Eso significa solo una cosa, y es que nosotros mismos sabemos muy dentro nuestro que nuestro tiempo vale, y mucho.
Ahora probablemente te ocurra lo mismo que a mi, estas mirando ese total, hasta cierto punto preocupado, quizás un poco asustado porque indirectamente todos en nuestra cabeza multiplicamos ese total por años vividos. Pero por suerte para nosotros, eso ya paso, no lo podemos cambiar, y no tiene sentido reparar en lo que ya no podemos recuperar, pero si podemos empezar a valorar nuestro propio tiempo ahora que sabemos lo que vale.
Dayana
14 años ago
Y lo que tardé en leer este post cuenta? 😛
Encima lo estoy comentando, así que mi tasa de boludeo aumenta 😀
Hablando en serio, creo que lo que hay que poner de manifiesto es que el «No tengo tiempo» muchas veces quiere decir «No sé administrar mi tiempo»/»No sé poner en valor mi tiempo».
Esto me recuerda a las palabras de Daniel Pennac hablando sobre el tiempo para leer (párrafo extraído de Como una novela. Ed. Norma):
¿Dónde encontrar el tiempo para leer?
Problema serio.
Que no es uno.
Porque si se plantea el problema del tiempo para leer es que no existe el deseo. Pues si se mira de cerca, nadie tiene nunca tiempo para leer. Ni los niños, ni los adolescentes, ni los mayores. La vida es un estorbo perpetuo para la lectura.
—¿Leer? Me gustaría mucho, pero el trabajo, los hijos, la casa, ya no tengo tiempo…
—¡Cómo envidio que usted tenga tiempo para leer!
¿Y por qué esta mujer, que trabaja, hace compras, cría a sus hijos, conduce su auto, ama a tres hombres, va al dentista, se muda la semana próxima, encuentra tiempo para leer, y este casto rentista soltero no?
El tiempo para leer es siempre tiempo robado. (De la misma manera que lo es el tiempo de escribir o e tiempo de amar).
¿Robado a qué?
Digamos que al deber de vivir.
El tiempo de leer, como el tiempo de amar, expanden el tiempo de vivir.
Si tuviésemos que enfrentar el amor desde el punto de vista de nuestra agenda, ¿quién se arriesgaría a ello? ¿Quién tiene tiempo para estar enamorado? Y sin embargo, ¿alguien ha visto alguna vez a un enamorado que no se tome el tiempo de amar?
Yo nunca he tenido tiempo para leer, pero nada, jamás, ha podido impedirme terminar una novela que amara.
La lectura no tiene que ver con la organización social del tiempo; es una manera de ser, como el amor.
Maik
14 años ago
Te recomiendo la aplicación RescueTime.
Es un programita que registra que hacés, tus metas de productividad, todo con gráficos y una web más que interesante.
Te vas a asustar al principio, pero muestra la cruda realidad en sus resúmenes semanales.
Alfonso
14 años ago
Dado lo limitado que es el tiempo para realizar nuestras diversas actividades, esto va en funcion de cada persona y situaciòn particular; perdemos demasiado comiendo, bañandonos, ni se diga durmiendo, jugando, viendo TV o peliculas, cocinando, en fiestas, etc. y si encima nos ponemos a controlarlo, mas tiempo vamos a perder, no les parece?o_o
Pablo
14 años ago
@Dayana: Muy buen comentario. Es una gran verdad eso que decís sobre la falta de tiempo, en las redes sociales se puede leer todo el tiempo cosas así, y es bastante paradójico, porque uno lee a otra persona que no dice «no tengo tiempo para nada» y 30 segundos despues lo ves escribiendo en twitter 30 tweets hablando del clima 😛
Me gusto la cita de Pennac, no la conocia, gracias 😀
@Maik: Gracias! La conocia pero cuando la probe me senti muy observado, voy a ver si le doy otra oportunidad 😀
@Alfonso: Depende, mucha gente pierde tiempo sin saberlo, yo creo que tiene que existir el tiempo recreativo, que es muy distinto a perder el tiempo en nada. ¿Cuantas veces se nos pasa el dia y no sabemos que hicimos? El tiempo cada uno lo usa para lo que quiere, no hace falta ni decirlo, lo importante es estar consciente de eso y no darte cuenta un dia que pasaron 6 meses y no hiciste nada que te haga bien.
Experimentos
14 años ago
Realmente impresionante.
Hace un par de años cuando estaba en la universidad hice algo parecido, porque no entendía el porque de mi bajo rendimiento en el estudio. Pero en vez de anotar el tiempo de ocio, anotaba el comienzo y parada de estudio. Hice eso en un borrador un par de días. Los resultados, bueno, me dejaron helado. Aunque no parecía, sólo estaba estudiando 5 horas diarios totales!!!!!
Créeme que pensaba que estudiaba todo el día, quizás unas 8 – 9 horas, pero no era así, por eso no me rendía el día para estudiar.
Desde allí empecé a tener mas cuidado con las distracciones, especialmente con las de la PC. Parece que sólo miras una cosita, pero te quedas haciendo otra y otra … y las horas vuelan!!!
Sergio
13 años ago
Muy interesante, la parte de «me refiero a esas personas que tienen como saludo un hola con un adjunto que dice “te hago una consulta» ES UN CLÁSICO. Un abrazo.