Síndrome de la escasez del sentido común

Help - 01Creo que el saber de informática es fundamental en la vida, ya que los conocimientos mínimos sobre esta materia, nos permiten desempeñarnos mejor de forma laboral, o realizar cualquier actividad relacionada.

Lamentablemente, muchos han optado por no adquirir estas nociones y convencerse de que lo único necesario es tener a alguien que sepa de computación para que, de forma gratuita y a modo de esclavo personal, nos resuelva todos los problemas.

La semana pasada, en una clase de la Facultad, una profesora nos catalogó de Nativos Digitales, por tener a la tecnología incorporada de forma cultural. Una frase con la cual discrepo, porque tengo varios ejemplos cercanos que, a pesar de compartir vivencias, de «digitales» tienen lo mismo que yo de Astronauta.

Principalmente pienso que esta noción se genera de no aplicar el sentido común a la utilización de la tecnología. Ya que, aplicada a productos destinados al usuario común (nada de expertos informáticos), se encuentra cada vez más simplificada.  Pero aún bajo esta premisa, siempre encontraremos gente vaga, sin ganas de pensar. Aquellos que piensan que su amigo, ese sabe de computación, se esta rascando a cuatro manos esperando que él o ella, lo llame para perder minutos de su tiempo ayudando a alguien que quizás ni le diga «Gracias«.

Este razonamiento, viene al caso, porque el otro día me llamó un amigo para copiar un DVD Original alquilado a su computadora, con el fin de montar una colección de películas en su disco duro. Para la suerte de él, y alivio mío, me encontraba frente a la PC con conexión a Internet (¡igual que el!). En 15 segundos, y con la ayuda de Google, le dije «Descargate el programa DVD Shrink, que es para hacer exactamente eso«. Obviamente sabía, que una vez dicho esto, él no iba a saber cómo descargar dicho programa, de dónde hacerlo, ni cómo instalarlo, o mejor dicho el no iba a querer saber por cuenta propia cómo descargar el programa, no iba a querer ponérselo a buscar, y mucho menos iba a lidiar con un simple proceso de instalación que consistía en presionar de forma indeterminada el botón «Siguiente«.

A todo esto se le suma que yo jamás en mi vida había utilizado este programa, sólo me enteré gracias a Google que realizaba exactamente lo que mi amigo me solicitaba. Por lo cual, mis indicaciones sobre cómo utilizarlo e instalarlo se basaban en conocimientos adquiridos  «On the go»,  simplemente leía las opciones y presionaba aquella que se relacionaba con lo que estaba buscando hacer mi amigo. Así estuve media hora explicándole  una persona cómo utilizar un programa que yo estaba utilizando por primera vez (¡al igual que el!), resignado a la idea utópica de que las personas resuelvan sus problemas solos, o por lo menos lo intenten unas mil ochocientas treinta y tres veces, antes de molestar a otro.

No pretendo aburrirlos con una historia de un chico mártir con problemas comunes iguales a todos los que saben computación. Intento que aquellas personas identificadas como vagas, aprovechadoras, faltas de sentido común, y que alguna vez han llamado a un amigo y lo han tenido más de media hora al teléfono, únicamente para solucionar un problema que con la ayuda de Google podrían haber resuelto solos, se pongan a pensar alguna vez, a modo de «salir de la rutina», y traten de lograr algo por cuenta propia antes de caer en la costumbre de querer tener todo servido y gratis.

Para terminar les recomiendo dos artículos: el primero sobre «El mejor antivirus del mundo» escrito por N3RI y publicado en Alt-Tab, y el segundo una imagen que tengo en mente imprimir y repartir para que cada persona se pueda valer por si misma titulada «Chuleta para el soporte informático». Un saludo.