Nunca comprar más de lo que podemos manejar

Money PigCreo que el hecho de ser todavía joven, y sumado a que según una profesora de la Facultad soy, al igual que todos los presentes en el curso en el momento en que se pronunció, «Nativo Digital», me ha otorgado la ventaja de poder adaptarme a cualquier nuevo dispositivo tecnológico que me coloquen en la mano en cuestión de segundos. Además esta es una habilidad que todos los que somos «el amigo que sabe de computación» tenemos que obligatoriamente desarrollar para responder consultas «on the go» cuando nos encajan un producto que nunca antes habíamos utilizado.

Lamentablemente esto no se aplica a todas las personas, no todos se han amigado con las nuevas tecnologías, y cuando tratan de hacerlo, cuando tratan de dar un salto pronunciado para modernizarse, fracasan porque simplemente no entienden para qué sirve lo que acaban de comprar, no lo usan en toda su extensión, y terminan teniendo, por dar un ejemplo, un teléfono de 2000 pesos que únicamente es utilizado para enviar mensajes de texto porque «no se cómo se configura«, «no se cómo hacer funcionar esto«.

Me pasó hace unas semanas con una persona que se compró una imitación del iPhone 3G y pidió si era posible que lo configurase para dejarlo completamente funcional. Como todo trabajo acepte sin ningún tipo de drama (sumado a que esta imitación me despertaba cierta curiosidad), y de forma inmediata me di cuenta que la compra de la persona no fue de lo más acertada: el dispositivo contaba con infinidad de funciones, muchas aplicaciones, muchas herramientas, más que el mismo teléfono de Apple, pero todas muy complicadas de utilizar, difíciles de configurar, y con controles de manejo que prácticamente estaban escondidos y había que ser adivino para encontrar el camino correcto a un determinado objetivo a cumplir (agregar un contacto fue toda una aventura).

En cuestión de minutos, charla de por medio, esta persona directamente me dijo «¿Sabes que?, lo voy a vender, me voy a comprar uno de estos Motorola» (haciendo alusión a un Motorola U9 que reposaba sobre la mesa), y creo que fue lo más coherente que escuche en toda la tarde porque a decir verdad esta persona no sabía cómo utilizar el dispositivo que había adquirido, y ni siquiera le servían la cantidad de funciones que el mismo incluía (sólo lo utilizaba para enviar mensajes y escuchar música, por ende las funciones como soporte a Java, Bluetooth, Internet, estado del clima, y otras, sólo encarecían el producto).

Por esto mismo creo adecuado que a la hora de meternos en Garbarino, Fravega, Megatone o cualquier otro negocio de electrodomésticos o electrónica tengamos en claro la respuesta a los siguientes interrogantes:

  • ¿Qué estoy necesitando?, ¿Cuales son mis necesidades a cubrir?

  • ¿Qué no me hace falta?, ¿Qué no sé utilizar ni necesito incorporar a mi vida?

De esta manera, y siendo objetivos (sin dejarnos tentar por el brillo cegador del diseño del teléfono de último modelo o la computadora más cara), podremos terminar con un producto que cumpla nuestras expectativas, sea fácil de utilizar, no tenga herramientas que no sepamos utilizar ni conocimientos sobre para qué sirven, y todo esto por pagar exactamente por lo que vamos a utilizar, ni un centavo de más.